Opinión: La economía en tiempos de pandemia

7 · abril · 2020

Columna de opinión del profesor del Departamento de Industrias, Javier Scavia. 

Una de las primeras lecciones de la macroeconomía es que nos movemos en un mundo de ciclos económicos, es decir que los países van de auges, incrementos del producto (PIB), a recesiones, caídas del producto. La duración de estos ciclos es una variable, aún en tiempos sin grandes shocks, lo que es muy complicado o casi imposible de predecir. 

¿Qué sucede en tiempos de pandemia?

La incertidumbre de la duración de los shocks se eleva exponencialmente y, dada la contingencia, sólo es posible prever que, como lo han pronosticado varios organismos internacionales, nos enfrentamos ya a un declive de nuestra actividad. Esto significa “poner en coma a la economía”, es decir que paralizar parte de la capacidad productiva (oferta) y restringir la demanda (fundamentalmente consumo), tendrá, al menos en el corto plazo, efectos negativos sobre el empleo, los precios (inflación), las pensiones (baja en las bolsas mundiales). Incluso algunos analistas pronostican una crisis tan profunda como la debacle de 1929. 

¿Soluciones para este puzzle?

La respuesta varía de un país a otro, dependiendo del sesgo de quien responda y, obviamente, del estado y las proyecciones del elemento clave en todo este asunto: la salud de la población. Algunos invocan mayor gasto del Estado en ayudas focalizadas e inversión en insumos médicos; otros -un premio Nobel de Economía- recomienda no paralizar la economía y dirigir el gasto público hacia medidas efectivas de testear los contagios (y aislarles). En resumen: diversas soluciones para escenarios distintos. Cada país tiene una situación diferente y una realidad también distinta en términos de su capacidad de endeudamiento. Lo anterior hace más complicado una “receta” para paliar la crisis. Independientemente, un elemento común en todas las respuestas de las naciones es la presión social a que están sometidos sus gobiernos. Esta presión social,  legítima, enrarece aún más las demandas, pues se le añade el elemento del tipo (y calidad) de las democracias de las cuales emergen estas presiones. 

¿Qué elemento se hace necesario?

La cooperación y la correcta información. Más que nunca la salud se alza como un bien público, en que el cuidado de un individuo le beneficia a él y al resto. 

Si las crisis sacan lo mejor de nosotros, también pueden sacar lo peor.

Si bien todo pasa (los ciclos), ojalá no olvidemos las tremendas lecciones de humanidad y solidaridad que hoy nos enseña esta pandemia. 

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