Marte, la próxima estación

10 · febrero · 2021

Columna de opinión por Rodrigo Suarez, Jefe de Investigación y Desarrollo Aeroespacial de la Academia de Ciencias Aeronáuticas USM.

La llegada del Hombre a la Luna en 1969, no sólo fue un hito de la mayor importancia en la entonces llamada “Carrera Espacial”; sino que sentó la confianza y las bases tecnológicas para pensar en ir más allá del entorno de la Tierra. Luego vinieron los programas de exploración espacial con sondas robóticas, las que ya han traspasado los confines de nuestro Sistema Solar y se adentran en el que aún nos parece un espacio infinito, donde la distancia, la magnitud de los planetas y estrellas, y hasta el tiempo mismo pierden sentido lógico para la comprensión a escala humana, dando pie a la imaginación y creatividad de escritores y estudios fílmicos.

Los sueños futuristas y las series de ciencia ficción han dado paso a una realidad tecnológica que crece con una velocidad abismante, respaldada en el desarrollo de nuevos materiales y procesos industriales en los que la inteligencia artificial, la nanotecnología y el control de nuevas fuentes energéticas abren infinitas posibilidades al avance de la ingeniería en todas sus ramas.

Al salir del receso forzado por el trágico y lamentable accidente del transbordador Challenger en 1986, los principales actores del desarrollo espacial han comenzado un nueva “carrera” en torno al espacio, con la participación de la industria privada no sólo como proveedores de piezas y partes; sino como operadores espaciales, como es el caso de “Space X” y de “Virgin Galactic”.

Esta vez, la meta es lograr llegar al planeta Marte y establecer un primer asentamiento humano, con miras a la colonización del planeta ya a fines de este siglo, lo que se presenta como una opción factible para las posibilidades de la tecnología actual.

Tanto el viaje, como el sustento de la vida humana en Marte aún presentan problemas importantes: se requiere contar con un sistema de propulsión eficaz, seguro y sustentable para las naves espaciales interplanetarias; se requieren sistemas de protección ante la radiación espacial; su atmósfera no es respirable y no hay agua líquida en su superficie, como requerimientos principales que se espera poder resolver o sobrellevar inicialmente, mitigando sus efectos.

El concepto del viaje a Marte incluye partir desde la Luna, en cuya órbita se armaría la nave interplanetaria requerida y desde donde será más fácil iniciar el viaje, evitando tener que escapar del campo gravitacional de la Tierra. Será necesario instalarse allí como estación de paso, de acopio y de preparación de equipos y tripulaciones para el viaje y desde donde, además, se espera obtener recursos y materiales. La idea es instalar bases en la Luna durante esta década, abriendo un mercado de posibilidades para la innovación y para el desarrollo industrial internacional, del cual nuestro país y la UTFSM no debieran seguir ausentes.

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